Ana María Loose[1] y Miguel Ignacio Gómez[2]

[1]Ecology Project International, [2]Universidad de Cornell

Figura 1. Durante las salidas de campo con los guardaparques, los estudiantes participan en la liberación de neonatos de sus nidos. Foto: archivo EPI

Figura 1. Durante las salidas de campo con los guardaparques, los estudiantes participan en la liberación de neonatos de sus nidos. Foto: archivo EPI

¿Existe una correlación entre el tamaño de un ají con el número de sus semillas? Es la pregunta que le viene a la cabeza a Alejandro, estudiante de segundo de bachillerato del Colegio Nacional Galápagos, cuando una planta llena de frutos de ajíes introducidos de distintos tamaños entra en su campo visual en la Reserva Pájaro Brujo de la isla Santa Cruz. Es el segundo día de campamento de ecología al aire libre. 

Contrariamente a la enseñanza tradicional, ésta no es una pregunta dictada y respondida por el maestro. En esta ocasión, sale de la observación de Alejandro, un galapagueño de 17 años, y será respondida por él mismo a través de herramientas provistas durante el campamento. 

La Dirección del Parque Nacional Galápagos y Ecology Project International (EPI) organizan los campamentos de ecología durante el periodo escolar desde el año 2014. Llevan a los estudiantes de todos los colegios públicos de Galápagos fuera de su salón de clases a sitios remotos en Santa Cruz, donde trabajan mano a mano con científicos y guardaparques en la conservación de especies amenazadas. Enfocamos el aprendizaje en la indagación y la experiencia porque creemos que pueden provocar cambios en los conocimientos, disposiciones y competencias de los participantes en favor del ambiente.  

Junto a la Universidad de Cornell, desarrollamos una evaluación cuantitativa de los campamentos durante 2017, para saber cuál es el impacto en la alfabetización ambiental de sus participantes. Queríamos saber cuánto aprendieron y cambiaron los estudiantes que fueron expuestos a los programas basados en la educación experiencial y la ciencia.

¿QUÉ ES LA ALFABETIZACIÓN AMBIENTAL?

Si bien hay muchas definiciones de alfabetización ambiental, EPI se basa en el concepto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Asociación Norteamericana de Educación Ambiental. Define a una persona alfabetizada ambientalmente como alguien que demuestra el conocimiento, disposiciones, competencias y comportamiento para comprometerse activamente, individualmente o en grupo, a enfrentar los desafíos ambientales. 

Un alfabetizado ambiental es alguien que dona su tiempo para unirse o liderar una iniciativa verde en su escuela, barrio o sitio de trabajo. Alguien que conociendo mejor la problemática de los plásticos, decide reducir el consumo de los mismos y utilizar una botella reusable para llevar consigo agua. 

EPI muestra los componentes principales de la alfabetización, así como sus subcomponentes, en una Rueda de Alfabetización Ambiental (Figura 2). Esta representación guía a los educadores de EPI para incluir todos los temas de la Rueda en cada lección y actividad durante los campamentos de ecología. Esperamos que al final del programa, los participantes hayan adquirido estos conocimientos, disposiciones, competencias y comportamientos para incrementar su alfabetización ambiental.

Figura 2. Rueda de la Alfabetización Ambiental de EPI. Clic para agrandar.

Figura 2. Rueda de la Alfabetización Ambiental de EPI.

EL ITINERARIO DE UN CAMPAMENTO DE ECOLOGÍA

Durante cuatro días sin contacto con aparatos electrónicos y sus familias, nuestros estudiantes se sumergen en un currículo especialmente diseñado para mejorar su comprensión sobre la fragilidad de Galápagos y el planeta. Trabajando de manera experiencial, los participantes aprenden conceptos como interdependencia de los ecosistemas, endemismo, dispersión, especies invasoras, cambio climático, huella ecológica y hábitos de consumo, entre otros. 

Durante las mañanas, los estudiantes realizan salidas de campo junto a los guardaparques y científicos. Ponemos un énfasis especial en el papel único de la tortuga gigante de Galápagos en el ecosistema de las islas. Para comprender mejor el rol que juegan las tortugas en la distribución de semillas de especies de plantas nativas e invasoras, cada año los estudiantes ayudan al científico Dr. Stephen Blake a recolectar excrementos de tortugas e identificar los tipos de semillas que se encuentran en las muestras (Figuras 3 y 4). Durante la temporada de campo 2017, nuestros participantes identificaron y catalogaron un total de 28 458 semillas.

Figura 3. Usando tamices y pinzas, los estudiantes logran separar e identificar las semillas ingeridas por las tortugas. Foto: archivo EPI

Figura 3. Usando tamices y pinzas, los estudiantes logran separar e identificar las semillas ingeridas por las tortugas. Foto: archivo EPI

Figura 4. El Dr. Steve Blake enseña a una estudiante cómo registrar la posición geográfica donde fue encontrada la muestra de excremento a analizar. Foto: archivo EPI

Figura 4. El Dr. Steve Blake enseña a una estudiante cómo registrar la posición geográfica donde fue encontrada la muestra de excremento a analizar. Foto: archivo EPI

Para tener un mejor entendimiento de los índices de sobrevivencia de las tortugas, los estudiantes ayudan a los guardaparques a colectar datos biométricos y de salud de las dos especies de la isla Santa Cruz  – Chelonoidis porteri, que está  presente en el oeste y Chelonoidis donfaustoi en el este. Los estudiantes también contribuyen con un estudio de movimiento de tortugas realizado por Washington Tapia, biólogo de Galapagos Conservancy. 

Los datos colectados generan un mejor entendimiento de las tendencias de la población de tortugas y de las posibles amenazas para su supervivencia. Nuestros estudiantes proporcionan valiosas horas de voluntariado en el campo, participando directamente en las investigaciones y manejo, incrementando el número de tortugas marcadas, identificadas y monitoreadas. Los científicos y guardaparques actúan como mentores e inspiran a los jóvenes, resultando muchas veces en una influencia para la definición de su vocación profesional en el futuro.

Figura 5. Monitorear un galápago representa una experiencia única e inolvidable para los estudiantes. Foto: archivo EPI

Figura 5. Monitorear un galápago representa una experiencia única e inolvidable para los estudiantes. Foto: archivo EPI

Figura 6. Usando el método científico, un estudiante del Colegio Nacional Galápagos analiza los datos colectados para afirmar o rechazar su hipótesis. Foto: archivo EPI
Figura 6. Usando el método científico, un estudiante del Colegio Nacional Galápagos analiza los datos colectados para afirmar o rechazar su hipótesis. Foto: archivo EPI

En las tardes, junto a los educadores de EPI y la Dirección del Parque Nacional, los estudiantes analizan los datos colectados para elaborar su propio proyecto de investigación basado en una pregunta inicial e hipótesis que construyeron. Así pues, la hipótesis de Alejandro de “mientras más largo, mayor número de semillas”, respecto a su pregunta sobre la relación entre tamaño y número en los ajíes (Capsicum spp.), fue rechazada después de analizar sus datos (Figuras 6 y 7). Los aprendizajes basados en la experiencia no se olvidan jamás.

Figura 7. Los estudiantes elaboran un poster para presentar los resultados de sus hallazgos. Foto: archivo EPI
Figura 7. Los estudiantes elaboran un poster para presentar los resultados de sus hallazgos. Foto: archivo EPI

 

 

 

 

EL PROGRAMA DE PARTICIPACIÓN ESTUDIANTIL

Los campamentos de ecología son ofrecidos por la Dirección del Parque Nacional Galápagos y EPI como apoyo al Programa de Participación Estudiantil del Ministerio de Educación, donde todos los estudiantes de segundo y tercero de bachillerato, deben cumplir 200 horas de trabajo (100 horas en cada año escolar) como requisito previo para la obtención de su título de bachiller. En estas horas desarrollan un emprendimiento en el área de su interés. Los estudiantes que reciben el apoyo del Parque Nacional y EPI habrán escogido el campo de acción ambiental, entre otras opciones como convivencia, vida saludable, arte y cultura, e innovación.

LOS PARTICIPANTES: ANTES Y DESPUÉS DEL CAMPAMENTO

Creíamos que el aprendizaje experiencial, el contacto exclusivo con las especies de Galápagos y la exposición al aire libre hacen una combinación poderosa para producir un cambio profundo en la alfabetización ambiental de nuestros participantes después del campamento. Para medir el aprendizaje, revisamos y adaptamos las herramientas de evaluación que teníamos con el apoyo de la Universidad de Cornell.

Antes de participar en el campamento 2017, los estudiantes completaron un cuestionario pre-curso que incluía preguntas de conocimientos, disposiciones, y competencias. Las 11 preguntas de conocimiento se enfocaron principalmente en aspectos relacionados a los sistemas ecológicos y problemas ambientales (Tabla 1).

Tabla 1. Ejemplo de pregunta de conocimiento del Cuestionario Pre-Curso 2017. Clic para agrandar.

Tabla 1. Ejemplo de pregunta de conocimiento del Cuestionario Pre-Curso 2017.

Las preguntas de disposiciones se enfocaron en la sensibilización ambiental, responsabilidad personal y motivación a actuar (Tabla 2).

Tabla 2. Ejemplo de pregunta de disposiciones del Cuestionario Pre-Curso 2017.

La sección de competencias (Tabla 3) abordó el método científico que fue enseñado durante el curso. Si bien es cierto que este cuestionario representa una autoevaluación hasta cierto punto subjetiva, las respuestas fueron contrastadas con las habilidades científicas de los estudiantes puestas de manifiesto durante la toma de datos y elaboración de sus proyectos durante el campamento.

Tabla 3. Ejemplo de pregunta de competencias del Cuestionario Pre-Curso 2017. Clic para agrandar

Tabla 3. Ejemplo de pregunta de competencias del Cuestionario Pre-Curso 2017.

De esta manera establecimos una línea base de conocimientos, disposiciones, y competencias. 

Aplicamos los cuestionarios post-curso en el último día del campamento midiendo las mismas variables. Las preguntas de cambio en comportamiento de la Rueda de Alfabetización Ambiental no fueron tomadas en cuenta, ya que requiere un tratamiento posterior al campamento, permitiendo varios meses de espacio para que hayan cambios notables.

Tabla 4. Comparación del aprendizaje de los estudiantes antes y después del campamento de ecología.
Tabla 4. Comparación del aprendizaje de los estudiantes antes y después del campamento de ecología.

Implementamos los cuestionarios con los 167 estudiantes procedentes de las tres islas que participaron en los campamentos de ecología en 2017 (17 estudiantes de Isabela, 51 de San Cristóbal y 99 de Santa Cruz). 

Para cada variable establecimos un máximo puntaje representado por el 100%. De los puntajes obtenidos por los estudiantes antes y después del campamento, calculamos promedios para cada variable y los representamos de manera porcentual comparándolos con el máximo puntaje posible. Utilizando el esquema del semáforo, establecimos escalas de valor para ubicar los puntajes obtenidos en tres niveles: ideal (color verde), aceptable (color amarillo) y por mejorar (color rojo) (Tabla 4). 

Encontramos que las disposiciones ambientales y competencias científicas eran las áreas que después del campamento lograron mayor número de variables en el nivel ideal (Tabla 4). Registramos mayores diferencias de aprendizaje entre el antes y después en los conocimientos y competencias con un aumento promedio de 11,5% y 9,7% respectivamente (Tabla 4).

Para establecer el índice de alfabetización ambiental, ponderamos cada una de las variables de la siguiente manera: conocimientos 30%, disposiciones 35% y competencias 35%. Los porcentajes totales antes y después obtenidos de cada categoría fueron calculados según esta ponderación (Figura 8), dando como resultado el crecimiento en la alfabetización ambiental de los estudiantes.

Figura 8. Índice de crecimiento de la alfabetización ambiental de los estudiantes antes y después del campamento de ecología.

Figura 8. Índice de crecimiento de la alfabetización ambiental de los estudiantes antes y después del campamento de ecología.

El 100% es el máximo puntaje posible a ser obtenido para lograr la alfabetización ambiental ideal. Los estudiantes antes del campamento alcanzaron el 80%, dejando una posibilidad de crecimiento del 20%. Después del campamento, los estudiantes crecieron su índice en un 8,4%, representando el 42% de lo que era posible (Figura 8).

LA EDUCACIÓN EXPERIENCIAL: UN MODELO EXITOSO PERO EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

De acuerdo a esta evaluación existe una mejora en la alfabetización ambiental de los jóvenes que participan en nuestros campamentos de ecología. Nuestra experiencia puede servir como un modelo exitoso a replicar para generar cambios en sus participantes no solo en favor del ambiente, sino también en sus habilidades de análisis, procesamiento de información y toma de decisiones.

Hay una visión compartida local y mundial respecto a la importancia de la educación para la sostenibilidad del planeta. Sin embargo, cada vez existen menos recursos e inversión para la educación ambiental, y sobre todo para los programas tipo experiencial ya que suelen ser más costosos debido a los gastos de transporte, equipos de campo, protocolos de seguridad y sistemas de respuesta a emergencias, entre otros. En el presente, los campamentos de ecología son parte del Programa de Participación Estudiantil del Ministerio de Educación, pero están financiados por la cooperación internacional. La falta de recursos pone en riesgo la continuidad de este modelo educativo de manera sostenible en el largo plazo.

Debido a estos desafíos, nuestro trabajo cobra especial importancia para demostrar el impacto y la eficacia de los programas experienciales. Para mejorar nuestra evaluación de cambios en alfabetización ambiental, se pueden integrar otras herramientas que midan el comportamiento como un indicador del impacto de largo plazo. EPI está trabajando actualmente en la revisión de sus herramientas de evaluación para medir cambio de comportamientos usando cuestionarios para ser aplicados 12 meses luego del campamento y una App (aplicación) que mida la huella ecológica de nuestros ex participantes.

LA VIDA DESPUÉS DEL CAMPAMENTO DE ECOLOGÍA

Figura 9. Miembros del club de ecología de EPI recibiendo entrenamiento en el monitoreo de tortugas marinas. Foto: archivo EPI

Figura 9. Miembros del club de ecología de EPI recibiendo entrenamiento en el monitoreo de tortugas marinas. Foto: archivo EPI

Después de terminar el campamento de cuatro días, los estudiantes completan 100 horas de actividades con la Dirección del Parque Nacional Galápagos durante los días sábado, por un periodo de tres–cuatro meses. Cubren temáticas enfocadas a la restauración de ecosistemas; participan en actividades de reforestación de plantas nativas y endémicas, y en la colocación de trampas y cebos para especies invasoras como ratas y hormigas. Al finalizar el programa regresan a sus aulas para poner en práctica lo vivido realizando un emprendimiento ambiental. Algunos estudiantes han orientado sus emprendimientos a proyectos como jardines nativos, reducción de plásticos, entre otros. 

Muchos de estos estudiantes luego vienen a EPI en busca de otras iniciativas ambientales donde seguir participando. Desde el 2012, existe un club de ecología que lo integran ex participantes de los campamentos, cuya misión es ser activos en la conservación de Galápagos. Para nosotros, ese es uno de los mejores indicadores de que el campamento ha cumplido su propósito. 

“ÉSTA FUE UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE QUE ME PERMITIÓ INTERACTUAR CON LA NATURALEZA Y AUMENTAR MI CONCIENCIA SOBRE CÓMO LOS HUMANOS IMPACTAMOS EN EL MUNDO”.

~ Estudiante de Galápagos

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