José Guerrero Vela y Ashleigh Klingman DeFever

Asociación GECO (Grupo Eco Cultural Organizado)

Figura 1. La Asociación GECO se ha logrado sostener por más de 10 años como un colectivo que busca inspirar el cambio social desde un enfoque interdisciplinario. En la foto, de izquierda a derecha: Daniela Chalén, Leidy Apolo, Ashleigh Klingman, Carolina Velasteguí, José Guerrero y Roberto Vera. Foto: GECO

Esta es una historia de un grupo de mujeres que han venido liderando una campaña a largo tiempo en contra del plástico en la isla San Cristóbal. Daniela Chalén, hija de un pescador galapagueño, nació en un avión entre Galápagos y el Ecuador continental: ¡literalmente, nació volando! Leidy Apolo nació en Zaruma y desde que se convirtió en madre en las islas, se preocupó de reducir su huella ecológica. Ashleigh Klingman es nativa de los Estados Unidos de América, pero desde hace 13 años es una galapagueña de corazón que encontró el amor en las islas. Carolina Velasteguí es de la capital ecuatoriana y desde que trabajó en su tesis en la parte alta de San Cristóbal, las islas ejercieron su encanto y la acogieron como una nueva habitante. Las cuatro son madres, emprendedoras, creativas y, sobre todo, mujeres perseverantes y visionarias que han organizado un proceso de educación y participación comunitaria para promover la reducción del plástico.

Daniela, junto con otros galapagueños, ecuatorianos y españoles fueron precursores de la Asociación GECO (Grupo Eco Cultural Organizado) hace más de 10 años. Con el pasar del tiempo, Carolina, Ashleigh y Leidy nos fuimos sumando y aportando con talentos, energías y experiencias.

Figura 2. La firma del convenio con Galapagos Conservation Trust. GECO puede implementar este proyecto gracias a convenios con Galapagos Conservancy, Galapagos Conservation Trust y el Fondo Galápagos de Celebrity Cruises.

A inicios del año 2017, como GECO nos planteamos la meta de promover un cambio de comportamiento frente al consumo de plástico entre distintos sectores de la sociedad. Seleccionamos este tema debido a los impactos que el plástico causa tanto en la biodiversidad local, así como en la economía y la salud de las poblaciones humanas que habitan en las islas (Auta et al. 2017). En este artículo presentamos una reseña del proyecto “Marcha atrás por un mar sin plásticos,” sus logros y lecciones aprendidas. 

NUESTRAS ESTRATEGIAS

Mediante el empoderamiento de grupos organizados de ciudadanas y ciudadanos, GECO espera fortalecer actitudes y prácticas sostenibles. Nuestro objetivo final es fomentar valores y hábitos de vida más sanos para nuestra salud y nuestras áreas protegidas.  

“Marcha atrás por un mar sin plásticos” incorpora la metodología de marketing social basado en la comunidad, que ha sido aplicada a nivel internacional en intervenciones que buscan cambiar el comportamiento de personas en temas ambientales (McKenzie-Mohr et al. 2011). Esta metodología recomienda identificar los obstáculos al comportamiento deseado y aplicar distintas estrategias para fomentar el cambio (Tabla 1). 

Nos enfocamos prioritariamente en mujeres como agentes de cambio y como grupo meta. Las mujeres son actores claves para la reducción del plástico pues en la mayoría de los países de economías emergentes, las mujeres son las responsables en la compra de bienes de consumo como alimentos y productos del hogar (WECF 2017). Las mujeres que lideran este proyecto identificaron los obstáculos con una óptica de género, mediante una combinación de conversatorios y observación participativa en el ámbito doméstico y comercial.

Tabla 1. Estrategias en relación a los obstáculos importantes que hemos identificado en San Cristóbal. Clic para agrandar.

EMPODERAMIENTO JUVENIL Y DE GÉNERO

ALIANZAS QUE MULTIPLICAN

Figura 3. Participantes de la capacitación en metodología Tribus de la isla San Cristóbal e Isabela. Foto: Ashleigh Klingman

Con la finalidad de fortalecer el liderazgo de mujeres educadoras locales, GECO organizó un taller acerca de “Comunidades de Aprendizaje Tribus”, una metodología que prioriza el trabajo en equipo. Veintidós educadoras de las islas Isabela y San Cristóbal aprendieron estrategias para fomentar el trabajo cooperativo y a la vez reconocer la responsabilidad individual para la resolución de diversos problemas. Los participantes pudieron aplicar técnicas como la creación de grupos pequeños con responsabilidades individuales y la generación de acuerdos grupales. Con éstas podrán involucrar a sus estudiantes en campañas de reducción de plástico en el aula y en su barrio. 

Adicionalmente, la capacitación en Tribus permitió a GECO fortalecer una red de trabajo e intercambio entre San Cristóbal e Isabela que es liderada principalmente por mujeres. 

Este encuentro de aprendizaje colectivo también promovió lo que en marketing social se denomina difusión social (McKenzie-Mohr et al. 2011). Una de las razones más comunes por las que la gente adopta un nuevo comportamiento sostenible es que otras personas allegadas también han adoptado este comportamiento. Para esto, es clave lograr una amplia visibilidad del problema y las soluciones. La mayoría de los participantes del taller son no solo educadoras, sino también jefas de hogar y activistas con influencia sobre otras mujeres y grupos de niños y jóvenes en San Cristóbal e Isabela. Gracias a ello, cada participante del taller se convierte en multiplicadora del mensaje.

EL GRUPO ALIVE 

El Grupo ALIVE, cuyas siglas significan “Adolescentes con Intención de una Vida Ecológica”, es un club de jóvenes locales quienes se han integrado proactivamente a las iniciativas de GECO. Ashleigh Klingman inició el Grupo ALIVE en 2012, y Daniela Chalén lo retomó en 2017.

Entre varias actividades, el Grupo ALIVE reactivó la Comparsa Galapagueña, un grupo de seis títeres gigantes que recorrieron distintos barrios de San Cristóbal, difundiendo el mensaje del consumo responsable de plástico. Para esto, los jóvenes aprendieron técnicas teatrales y pusieron en marcha la obra de teatro “Erase una vez sin plásticos”, cuyo contenido invita a reflexionar sobre nuestro consumo y nuestra responsabilidad para mantener limpias las islas. El grupo fortaleció el mensaje a través del uso de material reciclado como tachos plásticos para construir muchos de los instrumentos musicales.

Figura 4. Grupo ALIVE y GECO poniendo en marcha la obra de teatro con títeres gigantes en las calles de San Cristóbal. Foto: José Guerrero

Al utilizar medios artísticos, potenciar los espacios públicos y motivar a los vecinos, la Comparsa Galapagueña logra visibilizar el mensaje de consumo responsable. Además, muestra el compromiso de estos jóvenes con el cambio de su comportamiento relacionado al consumo de plástico. Daniela Chalén y otros colegas de GECO incentivaron el liderazgo femenino entre los jóvenes participantes, promoviendo la equidad en la toma de decisiones y la participación de mujeres jóvenes, revirtiendo una práctica cultural que ha privilegiado mayoritariamente a los  hombres. 

REDUCIR LA ACEPTACIÓN SOCIAL DEL PLÁSTICO 

A través de talleres dirigidos a niños y al público en general, pretendemos reducir la aceptación social del plástico. Hemos liderado aproximadamente 100 talleres en escuelas y colegios locales y participado en más de 30 eventos públicos en San Cristóbal, llegando a aproximadamente 3 000 ciudadanos con nuestro mensaje.

Figura 5. Estudiantes de San Cristóbal participando de los talleres educativos con el muñeco Tapín. Foto: Carolina Velasteguí.

A través de los talleres hemos creado la mascota de la campaña, el muñeco denominado “Tapín,” que cerca de 400 estudiantes han elaborado a base de tapas plásticas. Leidy Apolo ha coordinado por los estudiantes la recolección de más de 9 000 piezas de tapas y material plástico en playas y zonas urbanas de San Cristóbal, evitando que las mismas lleguen al mar y afecten la biodiversidad local. Como parte del proceso, los estudiantes registraron el número de tapas colectadas y los sitios en los que las encontraron. De esta manera, aportaron con una cifra que sirve como indicador de la cantidad de plástico en zonas específicas de San Cristóbal.  

Después de los talleres, aplicamos una encuesta a una muestra de los estudiantes participantes para medir su uso de bolsas plásticas versus bolsas reutilizables en tiendas y restaurantes. Así monitoreamos los progresos en cuanto al cambio de comportamiento deseado. Observamos que posterior a los talleres de elaboración del muñeco Tapín, el 95% de los participantes mantuvieron el compromiso de rechazar el plástico de un solo uso. 

GENERACIÓN DE ALTERNATIVAS AL PLÁSTICO

Para concretar la transición hacia una cultura sin plásticos es necesario pensar en las alternativas prácticas accesibles a los consumidores para realizar sus compras. Hemos ido estableciendo como prioridad las bolsas de tela reusables y los sorbetes metálicos como productos alternativos más acogidos.

Figura 6. Daniela Chalén, con su hijo pequeño, junto a una de las mujeres líderes en el compromiso de reducción de plástico en su negocio. Foto: Ashleigh Klingman

Para difundir estas alternativas, Daniela Chalén y Leidy Apolo visitaron tiendas, restaurantes y hoteles, y fueron entrevistadas en varias radios. Carolina Velasteguí, por su parte, aportó con el diseño gráfico de posters y afiches, resaltando el mensaje mediante rostros de mujeres locales que mantienen el compromiso de consumo responsable de plástico. Estos productos visuales se difundieron tanto en las tiendas como en redes sociales. Elaboramos cerca de 70 publicaciones y colocamos más de 20 productos comunicacionales en distintos locales comerciales.  

Como resultado de las visitas de las mujeres líderes de la campaña, a finales de 2018, 18 restaurantes y algunos puestos de comida en las calles ya utilizaban alternativas menos contaminantes como envases de papel o caña. En algunos casos, las tiendas incluso habían optado por eliminar completamente los envases y pedir al comprador que trajera sus propias bolsas. 

LO APRENDIDO 

Hemos aprendido que el empoderamiento de grupos sociales frente a temas ambientales es un proceso de largo plazo, que requiere la unión de varios actores, tanto de la sociedad civil como del Estado. El reducir la aceptación social del plástico requiere desarrollar mensajes que apunten a grupos específicos, como en nuestro caso hemos hecho con mujeres agentes de cambio y actores claves en escuelas, colegios y negocios locales. 

Hemos visto que la difusión social de buenas prácticas y de los comportamientos positivos de las personas que ya muestran un cambio de comportamiento, es una estrategia más efectiva que simplemente hablar de los efectos negativos del plástico. Al fortalecer las capacidades y visibilizar grupos como el Grupo ALIVE, se posicionan modelos de comportamiento que inspiran y motivan el cambio deseado en otros miembros de la comunidad.

Las personas van a elegir siempre las opciones más convenientes en la ausencia de alternativas concretas al plástico que sean económicas y logísticamente viables. Las alternativas deben ser resistentes, duraderas, accesibles y adaptadas a los distintos usos y consumidores. Recomendamos priorizar la vinculación con proveedores de alternativas y fortalecer la política pública con una herramienta económica como impuestos a los productos plásticos de un solo uso. 

Es vital que instituciones como el Gobierno Municipal y el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos mantengan y fortalezcan esfuerzos no solo para cambiar el comportamiento sino también para eliminar el ingreso de productos plásticos a las islas. En estos esfuerzos, es importante el vincular a las empresas distribuidoras de plástico en el continente bajo un enfoque de responsabilidad social y ambiental. 

Nuestra estrategia de empoderar a jóvenes y mujeres frente a problemas ambientales demuestra que en Galápagos la sociedad civil tiene un gran potencial como agente de cambios socio-culturales. Galápagos es reconocido a nivel mundial como un lugar único por su biodiversidad, y para quienes vivimos aquí, ésta es una gran oportunidad para demostrar que desde las comunidades locales podemos promover un cambio cultural basado en una mayor conciencia sobre el lugar tan frágil en el que vivimos.

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a Galapagos Conservancy y Galapagos Conservation Trust por el apoyo técnico y financiero para el avance de este proyecto. También agradecemos al Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos por su rol activo en la promoción del consumo responsable, lo cual esperamos se mantenga. A las mujeres y los hombres quienes han puesto su creatividad y trabajo en GECO: Olga, Ricardo, Yesmina, José Jara, Claudio, Steffi, David Torres, La Rana Sabia, Álvaro Rosero, Leíto, Jessica, Picachu, Jorge Alvear, Jared, Luis Fernando, Mayerlin, Juan Esteban, Katty, Carlos Klinger y Angela. Agradecemos también a todas las familias, hijas e hijos, esposos y familiares que han apoyado de una forma u otra a las mujeres que lideran este proceso. El tiempo invertido en actividades comunitarias significa un sacrificio para la familia y muchas veces aumenta las responsabilidades de estas mujeres y hombres quienes no obstante, siguen adelante y con fuerza construyendo cambio social en San Cristóbal.

REFERENCIAS

Auta HS, Emenike CU & SH Fauziah. 2017. Distribution and importance of microplastics in the marine environment: a review of the sources, fate, effects, and potential solutions. Environment International 102: 165-176.

Gall SC & RC Thompson. 2015. The impact of debris on marine life. Marine Pollution Bulletin 92(1-2): 170-179.

McKenzie-Mohr D, Lee NR, Kotler P & PW Schultz. 2011. Social marketing to protect the environment: What works. Sage Publications.

Rochman CM, Cook AM & AA Koelmans. 2016. Plastic debris and policy: Using current scientific understanding to invoke positive change. Environmental Toxicology and Chemistry 35(7): 1617-1626.

Women Engage for a Common Future. 2017. Plastics, Gender and the Environment. Findings of a literature study on the lifecycle of plastics and its impacts on women and men, from production to litter.

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